De profesión, aprendiz

 Llegada una edad parece que nos da vergüenza decir que desconocemos tantas cosas. Queremos saberlo todo y actuamos como si estuviésemos en posesión de la verdad absoluta. Quién me va a enseñar a mí, a mis años. Qué me va a enseñar a mí ese, que estaba en el colegio cuando yo ya era maestra. A conducir me vas a enseñar tú, a estas alturas. Qué ingenuos somos. Y qué brutos.

En este año y medio que llevo de retirada forzosa me he dedicado a aprender. Hay tanto que desconozco que creo que no voy a alcanzar nunca ni la centésima parte de lo que quisiera conocer. He descubierto habilidades, destrezas, fragilidades y carencias. Cada nuevo conocimiento me ha llevado a mil y una dudas que surgen en cascada. Cada nuevo rayo de luz me enseña la oscuridad en la que vivía. El mito de la caverna va tomando sentido en esta cabeza dura que, por mucho que lo intentase en las clases de filosofía, nunca llegó a entenderlo. Quizá no era el momento, quizá no tenía la madurez suficiente. Qué sé yo...

Ahora los días se me pasan pensando en qué voy a hacer mañana. Cómo voy a afrontar el siguiente paso. Dónde me va a colocar la vida en los próximos cinco minutos. Qué tengo que borrar de mí para no volver a caer en el abismo que me atrapa cíclicamente.

Me fascina ver a personas de una edad que identificamos como muy alta para aprender o crecer haciendo sus pequeños esfuerzos. Ver a mis tías, que apenas pusieron un pie en el colegio, aprender con ilusión a manejar su teléfono o adentrarse poco a poco en internet. Tener compañeras en el taller de mindfulness que son bastante más mayores que yo con esa alegría y esas ganas de aprender nuevas técnicas que hagan de su vida un mundo mejor. Cómo podemos bajar la cabeza y rendirnos con tantos ejemplos de lucha y tenacidad. Sólo hay un motivo, nuestra prepotencia.

Quiero aprender cada día, tengo ansias nuevas de conocimiento. Quiero cocinar los mejores platos. Que quien los pruebe me devuelva una sonrisa y empiece un nuevo mundo. Quiero hacer manualidades preciosas. Quiero alegrarle un minutito de su vida a quien las reciba de mis humildes manos. Quiero crecer y quiero ser pequeña. Quiero aprender y ser consciente de que desconozco tanto que nunca llegaré a intuirlo siquiera. Quiero sorprenderme con cada libro, que me atrapen sus personajes. Que las calles de cada ciudad tengan huéspedes que viven en mi fantasía. Que cada rincón tenga un referente en la cultura que jamás lograré dominar. Quiero saber. Quiero crecer. Quiero seguir siendo pequeña y grande a la vez.



Comentarios

  1. ¡Que hermoso y que grande eres!
    Somos candiles de esperanza, sueños de vida, proyectos presentes.
    No decaigas jamás en el intento de ser mejor ser cada segundo, cada respiro.

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    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por tus bellas palabras. Seguimos en la lucha

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