El arte de la apariencia

Me he hecho experta en el arte del disimulo. Antes lo veía como una especie de mentira pero la vida me ha enseñado que puede ser una herramienta muy eficaz. 
La sonrisa perpetua que tanto gusta a mi amiga Helena es un arma muy potente, la que representa a la perfección el dicho de "al mal tiempo, buena cara". Por desgracia, he comprobado que según mires la vida así te trata ella. Así que he hecho propósito de enmienda. Ya no quiero volver a verme mal. 
Que el pelo crece desordenado y loco, pues un pañuelo resultón. Siempre hay un perfil más bello. Siempre una sonrisa, el arma perfecta

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