DÍA MUNDIAL CONTRA EL CÁNCER DE MAMA

 


Hoy se celebra el día mundial contra el cáncer de mama. Una enfermedad que asusta mucho pero que, si se coge a tiempo, puede ser sólo una historia más que contar.

Os ruego que estéis muy pendientes de vuestro cuerpo. Yo estoy hoy aquí porque me hacía las autoexploraciones que siempre nos recomiendan y que pocas veces hacemos. No cuesta nada, es un momento. Y aunque se te hiela la sangre cuando detectas que tienes algo raro que no debería estar ahí siempre es mejor saberlo y poder poner remedio que ignorarlo.

Es verdad que asusta mucho. Hay que pasar por un montón de pruebas diagnósticas. Superar una intervención quirúrgica. Según vaya el proceso puede que tengas que enfrentarte a una radioterapia o una quimioterapia. O a las dos. Y que no acabe ahí y tengas que seguir con inmunoterapia o con hormonas. Pero pase lo que pase, si puedes contar el proceso es porque estás aquí. Es decir, porque vas ganado.

Cuando te dan la noticia, llega a tu mente inmediatamente tu imagen incompleta. Recuerdo que me daba terror pensar en ello. Siempre me han impresionado mucho los miembros mutilados. Y no me quitaba de la cabeza la conversación con una guerrera que ha vencido varias veces al dichoso cáncer: desde que perdí el seno mi marido nunca ha vuelto a ponerme un dedo encima. Qué horror, pensé. Yo no tengo pareja, por ahí no hay problema. Pero al instante llega la siguiente duda, cómo afrontarlo si alguna vez tengo una pareja. 

Finalmente no perdí el pecho. Fue una operación muy limpia y a día de hoy no se aprecia la cicatriz. Por ahí, prueba superada.

La siguiente sacudida llega cuando te confirman la necesidad de soportar la quimioterapia. En unos segundos te ves vomitando, calva, llena de dolor y demacrada. Pues tampoco. Cuando el pelo empieza a caer, tienes dos opciones: o dejas que la naturaleza lleve su ritmo o rapas. Como necesitaba sentir que controlaba algo de todo este remolino cogí la máquina y me quedé como un recluta en sus primeros días de mili.

Vi mil blogs y videos de chicas que enseñaban a ponerse un pañuelo o a maquillarse. Me planté mi peluca y decidí que el maquillaje me iba a ayudar. Cuando noté que la peluca se rozaba con la ropa y podía degenerarse vi, a través de un blog, la opción de una diadema de pelo. Maravilloso. Con un gorro y esa diadema parecía yo misma. Y ya no pesaba tanto que se deteriorase. Aún no entiendo el motivo que hace que una peluca oncológica no esté cubierta por la Seguridad Social (como el dentista o el oftalmólogo, por no ahondar mucho más). Trescientos euros en la peluca. Treinta en la diadema. El argumento se mantiene por sí mismo.

Afortunadamente (y creo que también gracias a los yogures con bichitos que me recomendaba mi tía) no hubo ni vómitos ni dolores ni mala cara. Cambié la crema normal por una con un poquito de color. La máscara de pestañas normal por una de día y otra de noche que detenían la caída. Cuando las cejas empezaron a estar como un desierto, un pincel que las imitaba. Ya os dije que soy una maestra de la apariencia. Creo que nadie me ha visto con mala cara en todo este tiempo. Y lo más importante, no me he visto enferma y eso me ha ayudado a sentirme mejor.

Así que ahí estaba esta luchadora, con los labios pintados, la raya en el ojo y los gorros a juego con la ropa. Antes muerta que sencilla.

La radioterapia fue otro cantar. Se suponía que era lo más liviano de todo el proceso. Pero no. Unas terribles quemaduras en el pecho y la axila me tuvieron unos cuantos días con dolor y el ánimo por el suelo. Increíble. Después de todo lo anterior, esas quemaduras me estaban destrozando. Casi un mes retorciéndome de dolor. Pero también se cura, claro que si. 

Durante estos meses he gastado en cremas y farmacia más que en toda mi vida. Cremas para las uñas, la calva, la cara, el pecho, las manos, las pestañas, las cicatrices... Aceites que ayudasen a recuperar mi piel anterior. Todo lo doy por bien empleado pero ¿cuántas mujeres estarán en una situación que no les permita hacer todo ese gasto? 

A día de hoy, si me ves por la calle, no pensarás que he pasado por todo esto. La secuela que me ha quedado no es visible y, en todo caso, siempre se puede pensar que soy torpe y por eso se me caen las cosas o no soy capaz de hacer pequeñas tareas. El sufrimiento que me produce queda para mí pero sé que con el tiempo también lo doblegaré.

He querido compartir esto para que veáis que es posible luchar y hasta vencer. Pero todo depende de la detección precoz. Así que, por favor, examinaros y ante cualquier duda, al médico. Si no es nada, te quedarás tan feliz. Y si hay algo, que lo descubran cuanto antes para empezar con la lucha.

Espero que nunca te encuentres en esa situación. Pero si la vida te lleva por ese sendero recuerda que tienes mi mano tendida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

De perfiles

Renaciendo siempre

Recuerdos diluidos