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Dichoso virus

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  No sé vosotros, pero yo estoy muy harta ya de este dichoso virus. Ya ni me acuerdo de cómo era la vida antes. Ayer me pusieron la tercera dosis de la vacuna. Estoy muy contenta porque te da mucha tranquilidad tener esa protección extra. Pero según iba para el hospital me iba preguntando hasta qué punto es moral que me pongan tres dosis cuando hay tantas personas que no han recibido ninguna. Sé que aquí, en España, no hay que lamentar que no llegue la vacuna; más bien, que algunos no quieran vacunarse, pero eso es la decisión personal de cada uno y, aunque no lo comprenda, debo respetarlo. Me refiero a tantas personas en países pobres, en economías emergentes, a los que no está llegando. Siempre mirándonos el ombligo los "ricos". Vergonzoso. Como si el virus entendiese de fronteras, de clase social o de nacionalidad... En fin... El caso es que ayer estábamos citados los pelones. Viendo si había pañuelo o pelo y la longitud de éste se podía intuir en qué punto del proceso est

Hoy hace diez años

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Hoy hace diez años una banda de asesinos anunció que ya no iba a matar.  Recuerdo perfectamente el momento en que lo oí en la radio. Era tarde. Estaba rendida después de un día intenso de trabajo y con un bebé que no paraba de gritar. Llevaba muchas noches sin dormir. Estaba agotada. Estaba recogiendo el baño y empecé a llorar. No sabía si creerlo o no. Otras veces nos habían engañado.  Acudieron a mi mente muchos recuerdos muy duros. El miedo cada vez que sonaba el teléfono a primera hora de la mañana. La angustia de no saber dónde estaban mis uniformados. El ver cada día en mi puesto de trabajo las caras de los asesinos que aún estaban libres. La destrucción. El día en que fui al trabajo y la única pared que encontré era de otro edificio. El día en que un compañero me dijo que no quería tener hijos porque estaba seguro de que le iban a matar, que se había escapado por minutos dos veces y no confiaba en librarse una tercera. El día en que mi tía me dijo que vivían con miedo...  En ese

DÍA MUNDIAL CONTRA EL CÁNCER DE MAMA

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  Hoy se celebra el día mundial contra el cáncer de mama. Una enfermedad que asusta mucho pero que, si se coge a tiempo, puede ser sólo una historia más que contar. Os ruego que estéis muy pendientes de vuestro cuerpo. Yo estoy hoy aquí porque me hacía las autoexploraciones que siempre nos recomiendan y que pocas veces hacemos. No cuesta nada, es un momento. Y aunque se te hiela la sangre cuando detectas que tienes algo raro que no debería estar ahí siempre es mejor saberlo y poder poner remedio que ignorarlo. Es verdad que asusta mucho. Hay que pasar por un montón de pruebas diagnósticas. Superar una intervención quirúrgica. Según vaya el proceso puede que tengas que enfrentarte a una radioterapia o una quimioterapia. O a las dos. Y que no acabe ahí y tengas que seguir con inmunoterapia o con hormonas. Pero pase lo que pase, si puedes contar el proceso es porque estás aquí. Es decir, porque vas ganado. Cuando te dan la noticia, llega a tu mente inmediatamente tu imagen incompleta. Rec

En construcción

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  No es la primera vez que me doy cuenta de la necesidad de volver a rehacerme desde los inicios. Ni la primera vez que soy consciente de la debilidad de los cimientos sobre los que he construido mi realidad. Y lo peor es que probablemente tampoco esta vez sea la última. Veremos. El problema de reinventarte una y otra vez es que tienes que ir reutilizando los materiales de derribo de tus proyectos anteriores. Algunas piezas sirven perfectamente y encajan donde las coloques. Otras tienen muescas que dificultan su reubicación. Pero las más peligrosas son las que aparentemente encajan pero que en realidad no son suficientemente fuertes como para soportar el peso de todo el nuevo edificio. Si no te das cuenta, el peligro de derrumbe te estará acechando siempre. Hace unos años, por estas fechas, me di cuenta perfectamente de que las piezas que había puesto en los cimientos eran de piedra pómez. Me había engañado a mí misma pensando que me había rehecho de mis cenizas y que todo iba viento e

Caleruega

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 La vida, a veces, nos regala momentos maravillosos. Uno de ellos lo he podido disfrutar este pasado domingo en Caleruega (Burgos). Os cuento. Mis tíos cumplieron 50 años de casados en plena pandemia. Han ido retrasando la celebración hasta que las vacunas han sido una realidad. Y este fin de semana por fin han podido reunir a su familia y celebrarlo. Para mí fue una ilusión tremenda que contasen conmigo y mis chicos. Un día mis primas me dicen que quieren darles una sorpresa a sus padres y que quieren que estemos. Siempre las he querido muchísimo pero este detalle me llenó de satisfacción porque era algo muy íntimo y yo era "la cuarta hermana". Creo que nunca podré olvidar la cara de mi tía al vernos en la plaza. Me llegó a lo más profundo. Ellos estaban allí con sus hijas, yernos y nietas. Tenían todo lo que realmente importa en la vida. Y cuando me vio se emocionó. Y yo con ella. Aún en la distancia, siempre he tenido a mis tíos muy presentes. Sobre todo a mi tía. Todo el

De ángeles y humanos

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 No sé si será casualidad, pero casi siempre que estoy en el subsuelo emocional recibo una llamada o un mensaje de una persona muy especial. Es mi ángel. Tenemos una conexión tan íntima que a veces pienso que mis pensamientos se susurran a su oído. Por eso, cuando el telón cae y acaba la función, aparece en forma de ánimo, abrazo o sacudida. Que un ángel no sólo protege con mimos y buenas palabras. Un zarandeo a tiempo te sacude todas las tonterías y malos pensamientos. Pasan los años y la vida continúa con todos los errores humanos. Nos separa y nos daña sin remedio. Y un día te quedas mirando las cicatrices y te das cuenta de cuánto has sacrificado y cuánto has perdido. Ese día el mundo que has construido parece tener cimientos más débiles y te planteas si realmente has partido de realidades o de meras ilusiones. Y te empiezas a cuestionar absolutamente todo. Entras en un bucle sin sentido que te daña cada vez más y sabes que tienes que salir de él. Pero no puedes. O al menos no sin

Papeles

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 Dichosos papeles... Llevo varias semanas peleándome con ellos. Páginas web imposibles, enlaces que no funcionan, formularios interminables... Qué difícil nos ponen todo. Primero necesitas tener un equipo informático. Después tener un manejo casi experto para poder acceder a una ventana detrás de otra y no perderte. A continuación viene la necesidad de conocer las leyes y sus excepciones. Súmale saber redactar y tener la concisión precisa para que toda tu rabia quepa en una ventanita. Muchas veces me pregunto a dónde vamos a llegar con este sistema. Creo que se está imponiendo una dictadura de las tecnologías. O estás en ellas o estás fuera. Pero fuera, fuera. Fuera de la sociedad y fuera del sistema. Hay muchísimas personas que no pueden acceder a ese mundo paralelo que se está estableciendo. Cómo puede una persona con limitaciones, sea cualquiera su causa, pelearse con el sistema sin poder utilizar las mismas armas. Llego a la conclusión de que se trata de excluir, de dejar fuera a a