De ángeles y humanos

 No sé si será casualidad, pero casi siempre que estoy en el subsuelo emocional recibo una llamada o un mensaje de una persona muy especial. Es mi ángel. Tenemos una conexión tan íntima que a veces pienso que mis pensamientos se susurran a su oído. Por eso, cuando el telón cae y acaba la función, aparece en forma de ánimo, abrazo o sacudida. Que un ángel no sólo protege con mimos y buenas palabras. Un zarandeo a tiempo te sacude todas las tonterías y malos pensamientos.

Pasan los años y la vida continúa con todos los errores humanos. Nos separa y nos daña sin remedio. Y un día te quedas mirando las cicatrices y te das cuenta de cuánto has sacrificado y cuánto has perdido. Ese día el mundo que has construido parece tener cimientos más débiles y te planteas si realmente has partido de realidades o de meras ilusiones. Y te empiezas a cuestionar absolutamente todo. Entras en un bucle sin sentido que te daña cada vez más y sabes que tienes que salir de él. Pero no puedes. O al menos no sin ayuda. Y en ese preciso momento es cuando oyes la voz de tu ángel. Te recoloca en tu mundo que, en realidad, si que estaba construido sobre realidades (y también ilusiones). Te recuerda que las cicatrices te hacen más bella y que entre tanta tierra asolada hay estupendas esculturas llenas de verdad y sentimiento.

Gracias, ángel





Comentarios

  1. Una Viguesa se pone en la fila de tus Ángeles, que seguro, son más de los que creés.

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    1. Muchas gracias, Lucy. Desde luego que te tengo muy presente y soy muy feliz de haberte conocido. A ver si nos vemos cuando vengas a Madrid, que ya tengo ganas de darte un achuchón

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    2. Muchas gracias, Lucy. Desde luego que te tengo muy presente y soy muy feliz de haberte conocido. A ver si nos vemos cuando vengas a Madrid, que ya tengo ganas de darte un achuchón

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