En construcción

 


No es la primera vez que me doy cuenta de la necesidad de volver a rehacerme desde los inicios. Ni la primera vez que soy consciente de la debilidad de los cimientos sobre los que he construido mi realidad. Y lo peor es que probablemente tampoco esta vez sea la última. Veremos.

El problema de reinventarte una y otra vez es que tienes que ir reutilizando los materiales de derribo de tus proyectos anteriores. Algunas piezas sirven perfectamente y encajan donde las coloques. Otras tienen muescas que dificultan su reubicación. Pero las más peligrosas son las que aparentemente encajan pero que en realidad no son suficientemente fuertes como para soportar el peso de todo el nuevo edificio. Si no te das cuenta, el peligro de derrumbe te estará acechando siempre.

Hace unos años, por estas fechas, me di cuenta perfectamente de que las piezas que había puesto en los cimientos eran de piedra pómez. Me había engañado a mí misma pensando que me había rehecho de mis cenizas y que todo iba viento en popa. No. Ese día lo entendí. Una situación fortuita te pone a prueba y puedes ver si eres tan fuerte como pensabas. Y no lo eres. Toca volver a recoger los escombros, seleccionar lo que se pueda reutilizar y tirar de imaginación.

Ayer me volví a encontrar con bastantes grietas en la estructura. Comprendí que los excesos nunca son buenos. Ya sé que todo el mundo lo sabe, no soy tan ingenua. El exceso puede ser de algo que, a priori, es un sentimiento o una actitud positiva. Si es tóxico no puede ser bueno. Si es excesivo seguramente sea tóxico. Si te hace sentir mal no sirve.

Así que toca volver a empezar el rompecabezas. El ensayo - error siempre ha sido un buen maestro pero cada vez quedan menos posibilidades de errar. Pero también hay cada vez más conocimiento de las piezas para poder encajarlas a la perfección. Empezamos un nuevo reto.

Comentarios

Entradas populares de este blog

De perfiles

Renaciendo siempre

Recuerdos diluidos