Con dos manos izquierdas

 Siempre había pensado que había nacido con dos manos izquierdas. Torpe a no más no poder. Porque siempre he estado rodeada de personas con grandes talentos que tenían una tremenda habilidad en todo aquello que intentaban. Parecía que todo era sencillo cuando otros lo hacían y una odisea cuando yo lo intentaba. Parecía que tenía dos manos izquierdas.

Me producía una gran inseguridad intentar cualquier cosa. A mi lado siempre ha habido maestros cocineros, perfectas modistas, artesanos sublimes, científicos precisos y abnegados... Y yo les observaba viendo cómo no podía llegar a su nivel en ningún caso.

Estos últimos años están siendo muy delicados. Mi vida ha cambiado como cuando le das la vuelta a un calcetín. Y me encuentro en pleno proceso de reconstrucción.

En este camino he decidido que tengo que intentar todo, que lo importante es intentarlo aunque no lo consiga. Quiero poner fin a la dictadura del éxito a la que me estaba sometiendo. Fuera complejos y miedos.

Por eso estoy muy orgullosa de mis pequeños pasos. Si sale bien, genial. Si no, aprendo para la próxima.

Hace un par de años, una gran persona me preguntó por un cuaderno de tela que llevé a una reunión. Le gustó mucho y me preguntó si lo había hecho yo. Mi respuesta era evidente. No, qué va, si yo tengo dos manos izquierdas. Pues ahora tengo un cuaderno de tela hecho por mis dos manos, una derecha y una izquierda. Y mascarillas. Y bolsos. Y bufandas. Y lo que tiene que venir...

Otra persona muy importante en mi vida me dijo que no se puede morir de éxito. En aquel momento yo no lo entendí porque no veía que estuviese saliendo bien nada. Ahora te entiendo, Pedro. Más vale tarde...



Comentarios

  1. Mi relajación es el ganchillo y la costura...cuidado que engancha.

    ResponderEliminar
  2. Ya lo he visto, Lucy. También da mucha paz, la verdad.

    Un besazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

De perfiles

Renaciendo siempre

Recuerdos diluidos